El libro editado por Ibán Díaz Parra y María Barrero Rescalvo presenta los resultados de dos proyectos de investigación que estudiaron el turismo en ciudades andaluzas desde la perspectiva de los estudios urbanos críticos. El volumen está compuesto por un prólogo a cargo del catedrático de la Universidad de Sevilla Víctor Fernández Salinas, por una introducción obra de los editores, y le siguen once capítulos en donde participan 19 autores de reconocida trayectoria. Los capítulos están divididos en tres partes: (i) impactos socioespaciales del turismo en cinco ciudades andaluzas; (ii) agentes, repuesta social y propuestas; y (iii) formas de la turistificación. La mayoría de los autores proceden de la Universidad de Sevilla, y también participan académicos de las universidades de Cádiz, Granada, Pablo de Olavide, y Leeds. Un capítulo aborda la experiencia de movimientos sociales, obra del Grupo de Estudios Antropológicos la Corrala, afincado en Granada. Los autores son mayoritariamente geógrafos, pero también participan antropólogos y arquitectos. En esta reseña me centraré en el libro como un todo, sin detallar el contenido de cada capítulo.
Esta es la primera colección de textos sobre la temática en el contexto andaluz. Esta característica territorial es pertinente, en tanto en cuanto se trata de una de las regiones europeas con más desempleo y pobreza, y cuyas élites apostaron por el turismo como respuesta a diversas crisis económicas. Este proceso comienza en los años setenta con la urbanización de la Costa del Sol y se refuerza después de la crisis financiera de 2008, en donde la solución ante la crisis ha pasado precisamente por fortalecer el régimen de acumulación dominado por el binomio inmobiliario-turístico. En este contexto, el libro comienza con un enfoque desde la economía política, donde se analiza el papel del Estado como agente regulador en favor del mercado turístico, así como las narrativas sobre dicho mercado, con el fin de construir un discurso que legitime al turismo como un sector que beneficia al conjunto de la sociedad. El resto del libro deconstruye este mito con datos categóricos, mostrando cómo este modelo ha acentuado las desigualdades sociales al tiempo que ha destruido el territorio. Prueba de ello es que, a pesar de décadas de urbanización turística, Andalucía continúa con altas tasas de desempleo y pobreza.
El libro es una contribución necesaria para el análisis crítico de un fenómeno que es global y que afecta especialmente a ciudades del sur de Europa. Me refiero a la penetración desmesurada del turismo en centros urbanos y el consecuente cambio de uso implícito de residencial a turístico que muchos barrios han sufrido, lo que se ha venido a llamar como turistificación. El hecho de que el sur de Europa hoy día sea la región que más visitantes recibe del mundo no es casual ni se explica solo gracias al crecimiento de plataformas digitales como Airbnb. Por ello, el papel del Estado es clave, y son varios los elementos que el libro analiza en este sentido.
Prueba de ello es la regulación de lo que en Andalucía se denomina Viviendas para Fines Turísticos (VFT). La regulación nunca tuvo como objetivo mitigar los impactos de esta actividad. Más bien al contrario, el papel del Estado fue otorgar un marco legal a una actividad que era informal. Se creó un registro de VFT y cada propiedad puede ser incluida en dicho registro sin limitación. El consecuente título para operar, por un lado, legitimó la actividad y, por otro, la hizo apta para inversores profesionales, los cuales suelen invertir solo si la actividad es legal, para no correr el riesgo de que eventualmente el negocio sea cerrado. La consecuencia ha sido que, en el centro histórico de ciudades como Málaga y Sevilla, más de 20 viviendas por cada 100 tengan título de VFT. Esto es un número altísimo, que en la Península Ibérica es solo superado por Lisboa. Incluso en una ciudad marcadamente turística como Barcelona, el barrio que más viviendas turísticas tiene, no llega a 9 de cada 100. En este contexto de presión turística, el libro también analiza cambios sociodemográficos, mostrando, por un lado, pérdida de población en centros urbanos y, por otro, la llegada de migrantes privilegiados. Es decir, en el libro se discute la relación entre turistificación y gentrificación transnacional.
Volviendo al papel central del Estado, éste también favoreció la ocupación turística del espacio público y la transformación del tejido comercial de estos barrios. Quisiera destacar el capítulo “La barra del bar más grande del mundo”, por Luis Berraquero-Diaz y Sara González, los cuales introducen el concepto de ‘baretización’: una forma de monocultivo del suelo urbano en donde el tejido comercial se transforma en bares y restaurantes, implicando también cercamientos de un bien común como es el espacio público. En mi propio trabajo en Barcelona y Lisboa, habitantes de barrios turistificados ven precisamente en este monocultivo el principal elemento de conflicto: la presión turística altera la vida cotidiana hasta el punto de afectar a la salud mental (Cocola-Gant, 2023Cocola-Gant, A. (2023). Place-based displacement. Touristification and neighbourhood change. Geoforum, 138, 103665. DOI: doi.org/10.1016/j.geoforum.2022.103665). En este contexto, el libro también discute ejemplos de respuesta y movilización social.
En resumen, el presente trabajo supone una relevante contribución para entender por qué y de qué forma hemos llegado hasta aquí: haber tornado centros urbanos en espacios de ocio para poblaciones flotantes. Aunque la narrativa del Estado y del sector privado continúen siendo alimentadas por el aumento en el número de llegadas y el gasto medio por turista, el libro evidencia el coste social de esta industria y cómo los beneficios son capturados por una minoría.
Cabe destacar que el libro se complementa con una reciente monografía de Díaz Parra (2023Diaz Parra, I. (2023). Vender una ciudad. Gentrificación y turistificación en los centros históricos. Sevilla, España: Editorial Universidad de Sevilla.), en donde se aborda con más detenimiento las transformaciones en el centro histórico de Sevilla, y se compara la ciudad andaluza con los casos de Buenos Aires y Ciudad de México.